¿SINÓNIMOS O ESLABONES DIFERENCIADOS QUE PARTEN DE UN MISMO PLANTEAMIENTO?
En medio de la era de la comunicación y la información, se producen cambios sociales y urbanos notables que, con el auge de la tecnología, favorecen la participación ciudadana rápida, fácil y económica. También se agiliza la difusión de la información, permitiendo incrementar el alcance de las intervenciones urbanas y el radio de incidencia de las mismas.
Este contexto genera un escenario propicio para la aparición de nuevas maneras de responder a lo urbano. El urbanismo participativo, el placemaking y el urbanismo táctico son enfoques que destacan por la reciente y continuada notoriedad que tienen. La creciente popularidad que han adquirido en el ámbito del urbanismo y la arquitectura, ha provocado confusiones y dudas sobre a que están específicamente referidas, si son lo mismo o si son procesos diferenciados.
Se puede partir de que las tres iniciativas están íntimamente vinculadas con los procesos de inclusión del ciudadano en lo urbano; vinculadas con generar corresponsabilidad en la comunidad y en la construcción de sus propios espacios.
URBANISMO PARTICIPATIVO: EL ABANICO O MODELO DE PLANIFICACIÓN DE CIUDAD
El urbanismo participativo es un enfoque que busca entender la ciudad a partir de la colaboración y la promoción de estrategias urbanas que empoderen al ciudadano. Se consigue a través del trabajo mancomunado entre la comunidad y el gobierno local.
Las actuaciones parten del ciudadano (bottom-up), por eso tienen una escala menor o de diseño urbano, por eso tienen una naturaleza local y heterogénea. A su vez, las acciones sobre el espacio se caracterizan por ser espontáneas, debido a que es el individuo, usuario o habitante quien las inicia y desde donde parte el interés de transformación (Cámara, 2014).
Los principales objetivos que persigue son: garantizar la participación eficaz que se traduzca en buenos resultados; promover procesos de participación que permitan el empoderamiento ciudadano, es decir, que la participación vaya más allá de la información y el debate; y garantizar que se produzcan transformaciones concretas, duraderas y efectivas.
Por extensión, el urbanismo participativo se vale del uso de las tecnologías de la información y la comunicación. Estas son vistas como lugares a través de los que pueden fortalecerse, promocionarse y estimularse la creación de redes sociales o comunidades organizadas e implicar a más gente sobre lo urbano.

Fuente: CCSCity450 y @ccscity450
PLACEMAKING: METODOLOGÍA DE DISEÑO Y AUTOGESTIÓN URBANA
Por otra parte, se tiene el placemaking, término anglosajón referido a un proceso basado en ideas que emergen de las comunidades ciudadanas. La implementación de estas ideas depende del apoyo del gobierno local junto con otras entidades que les interese generar cambio en el espacio urbano, partiendo de la participación activa y conjunta.
El placemaking, de acuerdo con Arteaga (2017), parte de la reinvención y reivindicación de la planificación comunal, y la creación y el fortalecimiento de redes a través de la motivación de los habitantes, colaboradores e inversionistas. Todo esto desde la experimentación o el urbanismo táctico para provocar los primeros cambios en el espacio público. La transformación puede ser mediante la creación de nuevos espacios activos y atractivos, así como mediante la adaptación de espacios existentes que se encuentran en detrimento y con condiciones de habitabilidad y mantenimiento mínimas.

Fuente: Plataforma Arquitectura

Fuente: Plataforma Arquitectura
URBANISMO TÁCTICO: ESTRATEGIA DEL PLACEMAKING
También se denomina Urbanismo Emergente y se define como una estrategia de acción que se fundamenta en la intervención a corto plazo, que se basa en la experimentación con ideas creativas, de bajo costo y con participación continua entre actores, para el acondicionamiento del espacio público. Tiene como ámbito de aplicación el diseño urbano y la arquitectura (¿efímera?).
El urbanismo táctico, es pues, una estrategia inserta en el placemaking, siendo el primer eslabón de este enfoque. El urbanismo táctico es una apuesta de carácter temporal que no modifica la estructura o el tejido urbano. Su carácter temporal tiene que ver con su condición de experimental, esto se traduce en que, dependiendo de los resultados, la actuación puede transformarse en permanente, y para ello necesita una mayor inversión gubernamental.
Se denota que el urbanismo táctico está más enfocado en el aprendizaje que se logra en el proceso, que en el resultado en concreto. De ahí que entre sus principales objetivos sea la conformación de redes colaborativas, la promoción de la participación comunitaria y el aprendizaje durante la experiencia.

Fuente: OKUPLAZA

Fuente: Ciudad Emergente
A MODO DE CIERRE
Se puede decir, que la visión o el enfoque general que engloba a los términos definidos anteriormente es el urbanismo participativo. Como se mencionó, es una manera de comprender y dar respuesta a las situaciones actuales de la ciudad y a las necesidades y exigencias de sus habitantes/usuarios.
Por otra parte, el placemaking pudiera entenderse como una metodología de intervención física del espacio. Y el urbanismo táctico, como una estrategia inserta dentro del placemaking, que mide el impacto de una intervención micro, cuyo carácter es temporal y que puede o no derivar en una actuación urbana mayor.

Fuente: Elaborada por la redactora, 2019
Si bien el placemaking y el urbanismo táctico representan ideas originales, trasgresoras y valiosas para el fomento de la participación social en la transformación de los espacios urbanos, hay que ser cuidadoso con su aplicación. Las ideas deben ser bien encausadas en una política urbana y dentro de un marco de planificación mayor, ya que, si por el contrario no lo son, por su escala micro, pueden devenir en intervenciones aisladas, que no solucionan el problema, sino más bien podrían contribuir al detrimento y deterioro del lugar, por su carácter temporal y de poca perdurabilidad. Es decir, estas apuestas deben pensarse como el primer paso para construir espacios públicos bien pensados, atractivos, con infraestructura de calidad y durable; con equipamiento que brinde confort al ciudadano.
[REFERENCIAS]
Arteaga, M. (2017). Autogestión del espacio público: formas de autogestión del espacio público en la ciudad de Quito (2009-2015). Tesis para optar por el título de maestría en Estudios Urbanos (Inédita). Quito: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO Ecuador.
Cámara, C. (2014). Las iniciativas de participación ciudadana en el urbanismo. El urbanismo participativo, una nueva forma de entender la ciudad y la ciudadanía en la configuración de espacios públicos. URBS Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales, 2(1), 19-32.
Lugares Públicos (2018). Libro Blanco de Placemaking: Programa de urbanismo táctico e innovación en el espacio público. México: autor.
Martínez, P., Barana, M., Rocha-Carneiro, R. y Paschoarelli, L. (2017). Innovación, design y sostenibilidad social: nuevas tendencias para el desarrollo local en la contemporaneidad. Revista de Arquitectura de la Universidad Católica de Colombia, 19(2), 68-77.
Trachana, A. (2013). Procesos emergentes de transformación del espacio público. Bitácora 22(1), 43-52.
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Marcelo Reyes dice
Excelente. Simple. Hago las mismas distinciones respecto de estas tres categorías teóricas, pero la forma en que Dione Escobar lo explica es brillante
Alfredo Pulgar dice
Felicitaciones, excelente exposición. Muy importante la aplicación en ciudades mal planificadas, sin espacios amables para los ciudadanos.
William Escobar Verdu dice
La infirmacion es inpecabke y sin desoerducio. Doy gracias por la misma.