Cuando da comienzo la actividad profesional del arquitecto, éste se enfrenta a innumerables dificultades (resultaría imposible realizar un listado detallado de todas ellas), cuya superación pone a prueba la propia profesionalidad del individuo. Sin embargo, entornos de competencia feroz como los actuales, dan paso a actuaciones de dudosa moralidad y, en consecuencia, a situaciones donde se manifiesta la falta absoluta de profesionalidad existente entre arquitectos, clientes y otros profesionales afines a la arquitectura.

Fuente: realizado por el redactor
Las dificultades del ejercicio del arquitecto son muchas, y a lo largo de los últimos años han sido muy bien descritas por blogs de profesionales como Stepien y Barno. No obstante, de entre las dificultades a las que todo profesional se debe enfrentar, destaca por antonomasia el cobro de unos honorarios dignos.

Fuente: Fine Art America
En el caso español, y con anterioridad a la «Ley Ómnibus» de 2009, los honorarios eran recogidos por los distintos Colegios Profesionales, y cada Arquitecto podía aplicarlos en función de sus intereses. Sin embargo, y tras la aplicación de esta ley, la prohibición de orientación, recomendación, directriz, norma o regla sobre honorarios profesionales ha resultado nefasta…
…Nefasta, por la absoluta falta de rigor y responsabilidad entre colegas de profesión. Y sobre todo por la devaluación del precio de nuestros servicios, y, a la larga, de nuestra PROFESIONALIDAD.

Fuente: Timetoast
A lo largo de mi carrera como arquitecto he desempeñado numerosas funciones “desenredando” la amalgama de planos y documentos propios y ajenos de los que se compone cualquier proyecto tanto de edificación como de urbanismo. Y, mientras que las responsabilidades han ido siempre en aumento de la mano de la responsabilidad civil, los honorarios, sin embargo, han ido siempre en detrimento.

Fuente: obtenida en una calle anónima
Por ello, y especialmente debido a mi labor docente, me preocupa sobremanera la incorporación de los nuevos profesionales al mercado laboral; y no precisamente por la competencia que su profesionalidad, que TAMBIÉN la tienen, pudiera suponer al resto de profesionales. Sino, porque me preocupa la falta de aplicación de unos honorarios mínimos que eviten la precariedad del conjunto de profesionales que somos. A fin de cuentas, mejores o peores, todos somos técnicos competentes y responsables ante la Ley.

Fuente: Oferta de diversos servicios profesionales en los accesos a una obra.
Fuente: obtenida en una calle anónima
Actualmente la profesión se encuentra degradada; pero, a diferencia de la lectura habitual y, según mi visión personal, esta degradación no deja de ser otra que la falta de respeto y profesionalidad entre compañeros.
El desprestigio con el que tratamos a nuestros compañeros, sumado a una competencia en aumento, ha supuesto: primero, una caída de nuestros honorarios, y segundo, una pérdida de profesionalidad en nuestros servicios. Algo, que me preocupa y mucho, porque “la crisis” pasará, pero, si no actuamos en conjunto como compañeros que somos, el daño que estamos causando a la profesión, permanecerá desvirtuando nuestra profesionalidad hasta terminar siendo una oferta más en una nueva plataforma de descuentos o un cartelito más en una farola, poste, o puerta de una comunidad. O, en definitiva, en cualquier lugar donde el precio de la oferta diste mucho de recoger unos honorarios dignos de nuestra profesión y responsabilidad social.

Fuente: obtenida en una calle anónima
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